Asociación de Hoteles y Moteles, ejemplo de unidad para atender el turismo

De haber nacido en una ciudad pequeña, la Asociación de Hoteles y Moteles de Culiacán ha visto crecer la mancha urbana y también el surgimiento de nuevos negocios que hoy conviven y compiten en un mercado cada vez más complejo.

José Manuel de la Riva, presidente de esta asociación, recuerda que fue en el siglo pasado, en la década de los 70, cuando algunos propietarios de hoteles decidieron unirse para fortalecer la hotelería como actividad económica en la capital sinaloense.

En aquellos años existían pocos hoteles, propios de una ciudad pequeña. Fue con la construcción del entonces Hotel Ejecutivo (hoy Wyndham) y la ampliación de los hoteles San Marcos y San Luis cuando la calidad de la hotelería dio un salto importante, hacia finales de los años 90.

Posteriormente llegarían otras marcas como Lucerna, Holiday Inn, Microtel, City Express y, más recientemente, Marriott, lo que dio como resultado un amplio abanico de opciones para quienes visitan Culiacán.

Respecto a los moteles, señala que prácticamente no existían, acaso dos, y conforme creció la ciudad fueron surgiendo más establecimientos.

Actualmente, la Asociación de Hoteles y Moteles de Culiacán cuenta con 20 asociados, cuya afiliación es voluntaria, no obligatoria.

Entre los principales beneficios que ofrece la Asociación destacan las asesorías, además de un constante monitoreo del comportamiento del sector, incluyendo la situación de la plaza de Culiacán, las tarifas promedio y otros indicadores que permiten una mejor toma de decisiones.

Las asesorías abarcan temas laborales, fiscales y legales. Asimismo, se brindan cursos de capacitación para el personal de todas las áreas hoteleras: cocina, bebidas, camaristas, recepción, entre otras, con el objetivo de mantener altos estándares de calidad en el servicio a los huéspedes.

José Manuel de las Rivas resalta también la participación constante de la Asociación en eventos nacionales, de los cuales se busca atraer nuevos visitantes a Culiacán. De manera periódica se realizan exposiciones con este mismo propósito.

“La magia más bonita sucede cuando traes a gente de fuera, y ya estando aquí se asombran por lo que ven, pero sobre todo cuando descubren que no es cierto el estigma de ciudad violenta que se le ha impuesto a Culiacán”, expresa.

Este estigma —lamenta— se arrastra desde hace casi medio siglo.

La ocupación hotelera en Culiacán, explica, promediaba alrededor del 50 por ciento, pero en el último año se ha desplomado hasta el 24 por ciento, lo cual dificulta cubrir gastos básicos como mantenimiento, nómina, energía eléctrica, agua y obligaciones fiscales.

Incluso recuerda que durante la pandemia de COVID-19 la hotelería no registró una caída tan severa, ya que, aunque se tomaban precauciones, las personas continuaban viajando para atender compromisos laborales o personales.

Hoy, añade, debido a los hechos violentos registrados en Sinaloa desde hace más de un año, la ocupación hotelera se mantiene baja, agravando los problemas financieros del sector.

Ante este panorama, considera indispensable que la hotelería, como actividad económica, reciba respaldo de las autoridades. Dicho apoyo —señala— podría concretarse mediante el diferimiento del pago de impuestos y la exención de licencias de alcohol, dado que los bares en hoteles prácticamente no operan por la falta de clientela.

A esto se suman los pagos del Impuesto Predial, así como las cuotas del IMSS, Infonavit y demás obligaciones laborales.

Aclara que, pese a todas estas dificultades, el sector hotelero ha hecho esfuerzos para conservar las fuentes de empleo. Sin embargo, reconoce que algunos hoteles y moteles se han visto forzados a cerrar sus puertas.

Otros establecimientos —explica— han optado por ajustar sus operaciones, como reducir el número de habitaciones en servicio para disminuir costos. También, en ciertos casos, se invita a los huéspedes a consumir en el área de bar, ofreciendo descuentos en su hospedaje por lo consumido.

A pesar de todas las adversidades, José Manuel de las Rivas asegura que la hotelería continúa realizando esfuerzos para salir adelante.

“Seguimos apostando a que vendrán tiempos mejores”, concluye